Juan Rubio Rupérez trabaja como profesor de secundaria en el IES Miguel Catalán de Zaragoza. También es músico, novelista y articulista. Algo de todas esas partes se encuentra en el todo que acaba de emprender en compañía de otros dos es- forzados de la ruta. Se trata de un proyecto que mezcla documentación, rescate antropológico, aventura y literatura, y que se materializará en un par de novelas a lo largo de 2025: ‘Manuscritos errantes’
«En esencia es un proyecto literario, aunque se trabaje con miras más amplias, y lleva por tanto implícito un punto de rebeldía –apunta Rubio– que se nutre de la observación y persigue combatir a escala dos carencias esenciales.
El primer problema es de tamaño: las ciudades cada vez son más grandes, pero los pueblos cada vez más pequeños, y van desapareciendo muchos porque la población no se renueva. Eso arroja ciertas consecuencias: por ejemplo, muchos chavales nunca han visto una cebolla fuera del supermercado, y eso no puede ser».
Incomunicación por exclusión
El autor aclara que «el otro gran asunto que nos ha movido a em- prender esta idea es que la comunicación se ha convertido en la gran paradoja del siglo XXI. Me tiene perplejo que juntemos a todos los individuos y los medios en la ciudad y, sin embargo, la sensación de aislamiento sea cada vez mayor. ‘Manuscritos errantes’, surge para paliar esos dos puntos de involución, y el entorno rural es el más afectado». Rubio, Curro Roy y Daniel Peiró conforman el equipo expedicionario. «Curro ejerce la tarea de analizar las charlas desde una óp- tica psicológica, y se encarga de las fotografías. Daniel, además de llevar el volante en los viajes, se ocupa de la producción general, y mi parte se centra en los textos y la coordinación. Nuestro objetivo es escuchar a los ancianos de los pueblos y registrar sus palabras, que nos inspirarán luego, pero nos acompañarán desde el momento en que las escuchemos».
De lujo en La Hoz de la Vieja
La primera actividad, una suerte de experiencia piloto, fue en La Hoz de la Vieja (Teruel), en las Cuencas Mineras; es una zona bien conocida por Rubio, ya que tiene raíces en Montalbán, 13 kilómetros más al sur. La visita se desarrolló el pasado sábado y sirvió para despedir noviembre con un subidón de endorfinas.
«Es un pueblo amable –explica– donde casi el 100% del censo vive realmente allá, algo que no es tan común. Además de estar con sol y a 23 grados mientras en Zaragoza refrescaba, salimos felices de La Hoz. Nos llevaron a sitios maravillosos y escuchamos historias fantásticas». Aportar a la actividad cultural durante los inviernos en los pueblos es otro empeño de ‘Manuscritos erran- tes’.
La elección del municipio turolense también tiene un componente casual. «Empezamos en La Hoz de la Vieja –puntualiza Rubio– porque me contaron una historia muy curiosa, que queríamos cotejar con un vecino del pueblo. Visitamos el molino viejo y completamos la jornada yendo a casas de vecinos con problemas de movilidad, para charlar con ellos, además de convocar a quien quisiera a pasarse por l bar del pueblo para intercambiar experiencias, seguida de otra sesión para ampliar algunas de las historias». El material quedó registrado y formará parte de una novela corta que saldrá en 2025. «Es una especie de episodio piloto. La idea es que esté disponible a finales de la primavera o principios del verano», concluye Rubio.
PABLO FERRER