Antonio Cabañero y Burguete (1730/5-1822)
La Hoz de la Vieja
D. ANTONIO CABAÑERO Y LA FUNDACIÓN BENÉFICO-DOCENTE “LA ENSEÑANZA” DE HOZ DE LA VIEJA (TERUEL)
Antonio Cabañero y Burguete nació en Hoz de la Vieja, probablemente entre 1730 y 1735. Casi nada sabemos de su juventud y de su formación. Es muy probable que entrase ya desde muy joven al servicio de los duques de Villahermosa, sucediendo a su padre Andrés en la administración de las propiedades de estos nobles desde Madrid, ciudad en la que fue ordenado sacerdote. Afirma Tomás Laguía que Antonio Cabañero fue capellán de la reina María Amalia de Sajonia, mujer de Carlos III, fallecida en 1760.
Cabañero llegó a ser secretario, consejero y apoderado general del undécimo duque de Villahermosa; en definitiva, hombre de confianza de D. Juan Pablo de Aragóny de su esposa, María Manuela de Pigmatelli. En 1775 la familia Cabañero alcanzó la infazonía.
Bajo el amparo de los Villahermosa, Antonio Cabañero obtuvo numerosos nombramientos eclesiásticos: abad del monasterio de S. Cosme y S. Damián de Guara, racionero de la iglesia de Santa María de Benasque y, finalmente, canónigo prior de la colegiata de Mora de Rubielos. En esta localidad fijó su residencia desde 1780 hasta su muerte en 1822.
A lo largo de su vida había acumulado una considerable fortuna en rentas que destinó a la dotación de una plaza de maestros en su localidad natal. Hoz de la Vieja, pueblo pequeño, de unos 130 vecinos en aquellos años, sin apenas recursos económicos para la educación, dedicado a la agricultura de secano y a la ganadería lanar. La donación de Cabañero fue como agua caída del cielo para La Hoz. Desde entonces hasta casi la mitad del siglo XX. La historia de la educación en Hoz de la Vieja es la historia de la fundación “La Enseñanza” de D. Antonio Cabañero.
Los primeros datos acerca de la fundación aparecen en 1830, caracterizados por los pleitos entablados por los herederos de Cabañero y los patronos locales, ayuntamiento y cura párroco, por la pertenencia de las acciones, depositadas en el Banco de S, Carlos, que rentaban 30.400 reales vellón. En 1848 quedó zanjado el asunto a favor de la fundación, mediante sentencia definitiva. Al principio la escuela contaba con un maestro de niños: hacia 1850 empezó a trabajar además una maestra con las niñas. Además, había dinero sobrante para papel, libros y otros utensilios escolares.
La fundación se fue afianzando y las rentas superaban las necesidades de las escuelas de primeras letras. La administración del dinero dio origen a numerosos conflictos, porque parte del dinero sobrante se empleaba en préstamos a los vecinos. Para evitar conflictos, habladurías y especulaciones sobre la administración del dinero, en 1877, se amplió la enseñanza y se creó una casa-escuela de Latinidad.
Como, a pesar de la mala administración sobraba dinero, en 1903 se creó con parte del dinero de la fundación un Montepío de Labradores en La Hoz, para asistir económicamente a los agricultores que perdiesen sus caballerías.
En 1906 desapareció la escuela de Latín y Humanidades, siendo sustituida por ptra para los niños mayores de nueve años, así como para ayudas económicas para lo estudiantes de segunda enseñanza y universitarios. En 1907 se iniciaron las obras para una escuela nueva y viviendas para los maestros.
A partir de 1912 la fundación adquiere el carácter de benéfico-docente y pasa a depender del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes. La pérdida del control del dinero por parte de los patronos locales, cura párroco y ayuntamiento, evita conflictividad, pero ocasionará a la larga una pérdida paulatina de poder adquisitivo. En los años 20 la fundación sigue boyante. La escuela creada en 1906 es sustituida por una escuela de adultos, dirigida por el mismo maestro que daba clase a los niños durante el día. La relación de prestaciones educativas en 1933 es realmente notable si consideramos que Hoz de la Vieja es un pueblo pequeño (alrededor de un millar de habitantes): escuela de párvulos, de niños, de niñas, de adultos, becas para estudiantes, material escolar gratuito. Alumbrado, limpieza, administración y premios para niños. Ese año asistían a la escuela 46 niños, 64 niñas y 64 párvulos: un total de 174 alumnos. Los ingresos ascendían a 30.707 pesetas y los gastos a 23.441.
Tras la guerra civil, la fundación “La Enseñanza” entra en una nueva etapa caracterizada por penurias económicas. En 1942 los patronos de la fundación piden al Ministerio de Educación Nacional que se haga cargo de las dos escuelas de niños y niñas, comprometiéndose únicamente a costear la escuela de párvulos, acuerdo al que accede el Ministerio. Hasta 1972 continuó la parvulista pagada con dinero de la fundación.
En resumen, la historia de la fundación “La Enseñanza”, de la que hemos ofrecido un apretado resumen, es la historia de una escuela en un pequeño pueblo de Teruel, Hoz de la Vieja, financiada por uno de sus hijos más ilustres, Antonio Cabañero.
Toda la información aquí escrita, esta sacada de un reportaje escrito Jose Ángel Urzay Barrios.